UNA DE LAS PRIMERAS MOTOS EN GUATEMALA, CLEVELAND 1917

Osman Barrios, es un artista guatemalteco, especializado en el arte de la aerografía y customización, y como todo buen artista, sabe apreciar cuando un objeto tiene mucho valor, y ha tenido la dicha de tener en sus manos, una de las primeras motos que ha ingresado a Guatemala, la Cleveland fabricada en el año 1917, que se cree que ingresó a Guatemala, en el año 1921.  Esta es la historia.

Barrios, es propietario del Taller de Motocicletas, Barrios Custom Work, un lugar en donde las motos que ingresan a su taller, salen totalmente remodeladas, con looks muy diferentes y personalizadas, así que la Cleveland tuvo la suerte de caer en este talentoso lugar.

La Cleveland de 1917, es una motocicleta muy antigua que según se cree fue una de las primeras motos en el mundo y una de las primeras en ingresar en Guatemala en el año 1921; señalando que fue cerca del tiempo en el que El Titanic se hundió, ya que durante estos años se estaba realizando una transacción de bicicleta a motocicleta; para entonces fue una bomba para el mundo y todos querían aprender a manejar este tipo de vehículo, que gracias al esfuerzo y exigencia de los usuarios año con año estas fueron mejorando e innovando su diseño y funcionalidad, pero para entonces era la sensación; tanto que comenzaron a ser personalizadas o como bien lo dicen, comenzaron a surgir los primeros “piques” en clubes entre amigos; llamando la atención e interés de las diferentes fábricas y talleres, ya que los usuarios de estas motocicletas comenzaron a darle cambios y estilos diferentes a estas y fue así como finalmente enfocados en brindar lo mejor a su público, comenzaron a personalizar y mejorar los modelos de las motocicletas que producían.

Cuando esta motocicleta en específico, ingresa a Guatemala, no estaban disponibles sus repuestos y posterior a eso fue guardada por más de 75 años! Estuvo tuvo que esperar la motocicleta para llegar a manos del artista, que por fin la haría hacer, lo que mejor saber hacer, hacerla rodar y dar la alegría, que es para lo que están hechas las motocicletas.

Para llegar a esto, tuvo que pasar por unas cuantas modificaciones; como cambio de aros, eliminación de piezas que prácticamente eran inservibles,  una limpieza a fondo sin eliminar su esencia de antigüedad para finalmente echarla andar, logrando que esta arrancara, creando una sensación inigualable al momento de escuchar su motor! La pintura es la misma y no se quiso modificar para que se conserve como un icono de la historia de las motocicletas en Guatemala.